Al combinarse las notas del canto de las aguas
con el gorjeo de las aves se escribió
una melodía que forjó
un alma fuerte, tierna y fiel
que dejó remontar sus ideales
sobre las cumbres de los Alpes
mientras entonaba un himno a la vida.
El vendaval de la guerra
bruscamente la silencio,
extirpó y desterró.
Sangre empapó el pentagrama.
Los días se saturaron de penurias
y las heridas supuraron
sin remedio, sin alivio.
Purificada el alma por el sufrimiento
resplandeció con destellos divinos.
Maria Fischinger @2008
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